top of page

DISCURSO DE AMOR (Parte I)

  • Foto del escritor: Marco Velázquez
    Marco Velázquez
  • 8 abr 2020
  • 4 Min. de lectura

“Dios le dijo a su pueblo: «Israel, cuando eras un país joven, yo te demostré mi amor por ti. Yo te saqué de Egipto porque eres un hijo para mí. Pero mientras más te llamaba, más te alejabas de mí, y les presentabas ofrendas a tus ídolos y dioses falsos. »Israel, por el gran amor que te tengo te llevé de la mano como a un niño, te enseñé a caminar, te di de comer y te ayudé en tus problemas; pero no te diste cuenta de todos estos cuidados.” (OSEAS 11:1-4 TLA)




¡Vaya!, posiblemente estos días no han llevado a meditar y a reflexionar acerca de nuestra cercanía y relación con Dios.

Posiblemente en estos días nos dimos cuenta que hemos podido mantener una relación ardiente por su presencia o... posiblemente nos dimos cuenta de cuan "lejos" y "apartados" nos hemos sentido de Él.

Y es que no es que Dios nos abandone. Realmente, somos nosotros los que, por el ritmo de vida que llevamos (o llevábamos), somos los que terminamos yendo siempre hacia otra dirección.

Y hoy, en un día más de cuarentena, tal vez, solo tal vez, nos hemos dado cuenta que algo tiene cambiar en nosotros, y es el regresar al corazón del Padre. El lugar de donde nunca debimos haber salido.


Reflexionemos en lo siguiente...


El pueblo de Israel estaba en una situación muy distinta a la ocasión cuando salieron de la esclavitud. El profeta Oseas estaba presenciando la degradación política del pueblo. Una degradación tan grave, que el pecado, dominaba la vida social y espiritual de las personas.

La corrupción interna del pueblo había llegado a tan grandes niveles, que el peligro mayor no se encontraba con los enemigos del pueblo, sino con su misa gente. Esa era la situación.

El Israel que le había dicho a Dios, “tú serás mi Dios”, ahora se rendía a otros dioses que no era Jehová de los Ejércitos. El Israel que había presenciado y visto al Dios poderoso obrar, ahora, se encontraba confiando a otros dioses que no les podían dar solución a su condición actual.

El Israel que fue testigo del acto más revolucionario, donde Dios se mostraba como un Dios cercano y relacional, en lugar de un dios distante y egocéntrico; ahora, el pueblo le había dado la espalda, al único que lo había dado todo por ellos.


  • El pueblo que había recibido la promesa, ahora, se olvidaba del Dios que había hecho la promesa. Este era el Israel que Oseas presenciaba.

Y... posiblemente sea nuestra situación de hoy en día. Que después de haber recibido tanto de Dios, en algún momento, en un momento de nuestra rutina diaria, tomamos la decisión de caminar solos...


Pero ante tal condición del pueblo (Y la nuestra), Dios decide actuar una vez más. Y es donde Oseas pronuncia los versículos que leímos anteriormente. Dios a través de Oseas, le habla al pueblo en medio de su condición:

  • Cuando eras un país joven. Naár (Joven): de edad de la infancia hasta la adolescencia. Dios le estaba diciendo a Israel: Cuando no tenías experiencias, y no eras lo que ahora eres yo te demostré mi amor por ti.

En otras palabras, Dios nos dice: ¿recuerdas?, antes que fueses líder, maestra de escuela dominical; antes que tuvieses un cargo “importante” en la iglesia; mucho antes de que salieras del anonimato; antes que tuvieses la experiencia que ahora tienes, ¿te acuerdas?, yo te demostré mi amor por ti.


  • Yo te saqué de Egipto porque eres un hijo para mí. En esta parte hay algo curioso con la palabra hebrea Naár, porque Naár (muchacho), no solo quiere decir alguien sin experiencia, sino que también puede significar “esclavo”. Por lo que entender este significado a la luz de esta oración, se puede notar un cambio de posición; es decir, de esclavo a hijo.

Solo Dios y nosotros sabemos cuál era nuestro Egipto. Solo Dios sabe todo lo que pasamos o batallamos antes de conocerlo. Solo nosotros sabemos cuánto pesaban las cadenas espirituales que cargábamos. Y en el deseo tan grande que teníamos de que alguien llegara y generara en nosotros esperanza, cuando menos lo pensamos; cuando todo parecía perdido, Dios obró en nuestras vidas, de tal forma que recibimos sus promesas y nos comprometimos a seguirlo hasta las últimas consecuencias.


Y no estaba mal haberle hecho esas promesas, era lo que sentíamos. Pero con el paso del tiempo, algo comenzó a suceder. Comenzamos a olvidarnos del Dios de las promesas, para centrarnos solamente en la pura "promesa. (las puras bendiciones)"


  • Pero mientras más te llamaba, más te alejabas de mí, y les presentabas ofrendas a tus ídolos y dioses falsos. Dios le hace recordar al pueblo por medio de Oseas, que muchas veces había ignorado la voz de Dios. Israel comenzaba a traer a memoria su travesía en el desierto, a la par que esos errores que había comentado, errores que sin duda costó la vida de toda una primera generación. Pero, este recordatorio no era en un sentido de reproche, sino una introducción para decir las siguientes palabras: »Israel, por el gran amor que te tengo te llevé de la mano como a un niño, te enseñé a caminar, te di de comer y te ayudé en tus problemas; pero no te diste cuenta de todos estos cuidados.

Y algo parecido nos sucede a nosotros. Si mirásemos atrás, ¿Qué veríamos?, posiblemente nos daríamos cuenta que en nuestro caminar cometimos más errores que aciertos, pero que a pesar de esos errores, nos seguíamos esforzando y Dio seguía estando presente. Posiblemente nos centraríamos en las veces que nos desviamos del camino, o tropezábamos y Dios volvía a levantarnos. O tal vez recordaríamos las veces en que terminábamos escuchando todas las voces, menos la de Dios. Posiblemente veríamos nuestro orgullo queriéndose alimentar más. O posiblemente hubo una enfermedad donde Dios obró con poder, pero que al paso del tiempo, este pasó al olvido, y regresamos a la "vida normal." Es decir, solo ir a la iglesia por impulso. No lo sé.


“Y es que pareciera ser, que muchas veces, solo andamos en la vida cristiana persiguiendo nuestros propios anhelos (la tierra prometida), que perdemos de vista, lo importante de la vida cristiana: El Dios de la promesa.”


Muchas veces perdemos de vista su gracia, por mirar en otras direcciones. Por eso se termina con esta última parte del versículo: “pero no te diste cuenta de todos estos cuidados.


Dios te bendiga


 
 
 

Comentários


  • White Facebook Icon
  • White Instagram Icon
  • White Pinterest Icon
  • White Twitter Icon
  • White YouTube Icon

La Gloria fue, es y siempre será de Dios

bottom of page